La Iglesia Católica recuerda en esta fecha el episodio en el que Jesús muestra su poderío ante el pueblo.
El lunes Santo o También llamado Lunes de Autoridad, es el día donde Jesús se manifiesta ante el pueblo y la naturaleza su poderío. Primero, realiza la purificación del templo expulsando a los mercaderes y dejando muy claro: “Mi casa, casa de oración será llamada”. También muestra su poder sobre la naturaleza al maldecir la higuera que no da fruto.
Después del domingo de Ramos, llega este día, el Lunes de Autoridad, en que, pese a la alegría, los cristianos ya se preparan para pasar por la traición que Judas efectuó con Jesucristo. Para este momento, en las Celebraciones Eucarísticas vuelve el color morado hasta el Miércoles Santo, ya que por medio de este matiz se muestra la contrición y el arrepentimiento por el que pasan los cristianos en este tiempo.
Según se narra en los cuatro Evangelios, el Hijo de Dios, mostrando su autoridad, echó del templo a las personas que comerciaban y compraban en el recinto que debía estar dedicado a la alabanza del Señor, en lugar de funcionar como un mercado y casa de apuesta; acusándolos de haber convertido su casa en una “guarida de ladrones”.
Los sucesos del lunes se suman a la indignación de los líderes judíos después de lo que sucedió el domingo. Nuevamente ellos comienzan a planear cómo podrían destruir a Jesús. El lunes termina con Jesús otra vez saliendo de Jerusalén para pasar la noche en Betania.
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