Por: Vladimir Galeana Solórzano
Si bien es cierto que el título de esta colaboración pudiera herir susceptibilidades en muchos de los mexicanos y las mexicanas de todas las latitudes de este aún maravilloso país, habrá que señalar que por desgracia estamos viviendo una de las más negras etapas de nuestro devenir histórico como Nación, y donde todos los días, en todos los confines, en todos los rincones, en todas las latitudes, ocurren hechos que por desgracia están dirigidos para segar muchas vidas sin que al inquilino de Palacio Nacional se le ocurra algo que detenga la infierno que padecen hombres y mujeres.
Y no se trata de culpar a quien encabeza la Presidencia de la República, pero si alguien tiene la responsabilidad de brindar la protección necesaria a los habitantes de todos los confines del país, es el mismo Andrés Manuel López Obrador, que se ufanó durante muchos años al señalar que cuando él llegara a ocupar la Presidencia de la República las cosas cambiarían diametralmente, ante la ineficiencia de los gobiernos anteriores que fueron protagonizados por los gobiernos tricolores y blanquiazules. Y si alguien quiere constatar lo que aquí señalo, solamente basta ver las espantosas cifras que se registran en todo el país.
Para desgracia de todos los mexicanos, cada día mueren en promedio once mujeres por distintas causas violentas, pero eso parece importarle poco al inquilino de Palacio que se solaza destrozando a las instituciones que durante mucho tiempo construimos los hombres y mujeres de todas las latitudes, porque sigue empecinado en realizar una presunta transformación política, social y económica, que hasta ahora no tiene ni pies ni cabeza, y que sale de sus ocurrencias mañaneras con las que pretende seguir adoctrinando a sus adeptos.
Hasta ahora por fin se ha dado cuenta que su realidad no es la misma que percibimos la mayor parte de los mexicanos, pero es muy tarde para enmendar su camino, ya que lo único que ha mostrado como Mandatario es una brutal carga de odio contra quienes no pensamos como el, y quien no se pliegue a sus desvariados designios, resulta epitetado descaradamente en sus soliloquios mañaneros donde muestra y demuestra la inquina que lo mueve, y la carencia total de empatía con los mexicanos de todas las latitudes de este aún maravilloso país.
La desgracia mayor es que cada día en todos los confines de este país mueren once mujeres a causa de la violencia, y como nunca antes ocurrió, ahora la contabilidad de las muertes femeninas ha llegado a la friolera de 17 mil 138 mujeres asesinadas, y hasta ahora muy pocas de estas muertes han tenido la respuesta gubernamental para aprehender a los homicidas. Las propias legisladoras de diversos partidos tomaron la iniciativa de sembrar cruces en el Zócalo Capitalino, mismas que desaparecerán al amparo de la noche, pero regresarán todos los días para que no se le olvide a los mexicanos lo que ellas mismas están padeciendo.
Para decirlo más claro, a Andrés Manuel López Obrador le importa un comino lo que está ocurriendo, porque su principal objetivo es descalificar a los mexicanos que no se han adherido a su presunta Cuarta Transformación, que no es otra cosa que uno más de sus bodrios discursivos que inventa todos los días para que los mexicanos fijemos la atención en sus desvaríos intelectuales y sus ocurrencias mañaneras. Habrá que decirlo con todas sus letras, la mayor desgracia de los últimos tiempos lleva por nombre Andres Manuel López Obrador. Al tiempo. [email protected]
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.
