Autor : Gabriela Siller Pagaza
El 2022 fue un año con resultados económicos mejor a lo esperado en México. Se estima que en 2022 el PIB creció 3.1%, ante un efecto rebote e impulsado por la economía de Estados Unidos. El contexto global también ayudó a México, pues el alto costo logístico en los envíos de China a Estados Unidos y la guerra comercial entre estos dos países, abrió para México la oportunidad del nearshoring, propiciando la entrada de inversión extranjera directa y crecimiento de las exportaciones. Llama la atención que los datos de inversión extranjera directa muestran un crecimiento de 46% de las nuevas inversiones, precisamente por el efecto del nearshoring, pero también llama la atención la alta cantidad de desinversión de extranjeros que decidieron cerrar sus plantas o se llevaron su maquinaria y equipo de México.
Al interior del PIB destaca que el consumo alcanzó en 2022 niveles máximos históricos. Al consumo le ayudó la entrada de remesas las cuales se estima crecieron 13% y de materializarse el pronóstico alcanzarían 58 mil millones dólares, hilando 9 años consecutivos de crecimiento. Destaca también el crecimiento de 18% de las exportaciones.
Por el contrario, la inversión fija bruta, que determina el crecimiento económico de largo plazo y debería ser el motor interno de crecimiento, mantiene un rezago de 11% respecto a su máximo histórico alcanzado a finales del 2017. En la encuesta que realiza Banco de México destaca que solo el 14% de los encuestados cree que es buen momento para invertir y el principal freno de la economía es la gobernanza, siendo la inseguridad pública el principal factor. Llama la atención que, dentro de los datos de la inversión extranjera directa, los flujos de desinversión alcanzaron en 2021 niveles máximos históricos y hasta el primer semestre del 2022 (último dato disponible) mostraban un crecimiento positivo. Esto implica que algunos inversionistas perciben riesgo de mantener inversiones en México.

Ante el crecimiento económico también se crearon empleos y se recuperaron las cifras pre covid. Aunque la recuperación completa del empleo es algo positivo, se sigue observando el problema estructural de la informalidad, con el 55% de los ocupados bajo este esquema. Además, alrededor de 7.5% está en subocupación, lo que da un total de 62% de los ocupados en situación laboral desfavorable.
En 2022, el principal reto económico fue la inflación, pues ya tenía tendencia de alza por las distorsiones causadas por el covid y el comienzo de la guerra entre Rusia y Ucrania disparó los precios de los energéticos y de los alimentos. Aunque algunos de estos commodities ya han regresado a sus niveles previos a la guerra, se siguen observando presiones inflacionarias por la posibilidad que vuelvan a subir, dado que la guerra no ha terminado y China continúa con su política de cero covid. Es muy posible que la inflación cierre el año en México en un nivel ligeramente inferior a 8%. Debido a las mayores presiones inflacionarias, Banco de México subió su tasa de interés en 500 puntos base en el año, siendo el mayor incremento anual en registro, desde que Banco de México tiene la tasa de interés como objetivo operacional. La tasa objetivo se ubica en un máximo histórico de 10.5%, nivel considerado restrictivo para la economía, pues desincentiva a la inversión fija bruta.
Finalmente, el tipo de cambio mostró tendencia de baja por el flujo de divisas que llegaron a México por exportaciones, inversión extranjera directa y remesas. El tipo de cambio, que tiene un nivel de equilibrio alrededor de los 19.50 pesos por dólar, mostró un mínimo en el año de 19.04 a finales de noviembre, regresando a niveles no vistos desde antes de la pandemia. Debido a la incertidumbre por la economía global y ante los retos de la economía mexicana, se realizaron compras anticipadas de dólares y tomas de cobertura, lo que incrementó la demanda de dólares y situó nuevamente al tipo de cambio en niveles cercanos a 19.80 pesos por dólar.
En resumen, el 2022 fue un buen año económico, pero podría haber sido mucho mejor. Sin la inseguridad pública y la incertidumbre causada por la política económica interna, el crecimiento podría haber sido 4%, en lugar del 3.1% estimado. Con esto, el PIB estaría en mejor posición, pues apenas se acaba de recuperar lo perdido de 2019 y 2020, mientras que en términos de PIB por habitante se estima se logrará una recuperación completa hasta 2028, lo que implica una década perdida. En línea con lo anterior, se estima que este sexenio cerrará con una caída de 4.3% en el PIB per cápita, algo no visto desde el sexenio de Miguel de la Madrid.
Además, México tiene muchos retos, el principal de ellos es la relación comercial con Estados Unidos por el proceso abierto de consultas en materia energética. Si el proceso se va a panel y falla en contra de México, se podrían enfrentar multas o aranceles. Otro riesgo es la posibilidad de recesión en Estados Unidos, ante el incremento agresivo en las tasas de interés. Se estima que Estados Unidos tiene una probabilidad de 48% de caer en una leve recesión a finales del 2023, lo cual implicaría para México una desaceleración económica. Si la recesión es moderada o fuerte, se convertiría también en recesión en México por las menores exportaciones.
2023
Asumiendo que Estados Unidos cae en una leve recesión a finales del 2023 y muestra un crecimiento entre 0.9 y 1.5%, después de haber crecido alrededor de 2% en 2022, la economía mexicana podría crecer alrededor de 1.7% en 2023, lo que implica una desaceleración.
Con esto, se estima se desacelerará la entrada de remesas al crecer entre 6 y 8% en 2023, mientras que para las exportaciones se estima un crecimiento entre 7 y 9%.
A nivel internacional el costo logístico está disminuyendo y las cadenas de suministro se van arreglando, esto disminuye las presiones inflacionarias, pero le resta oportunidad relativa a México por nearshoring.
Respecto a la inflación, se estima que el 2023 cerrará en un nivel cercano a 5%. Para la política monetaria se estima que el Banco de México le seguirá el paso a la Fed solo hasta una tasa de 11.5% en México (5.5% en Estados Unidos) y existe una alta posibilidad de un recorte de 25 puntos base a finales del 2023 en México, desacoplándose de la política monetaria de la Reserva Federal que se espera que en 2024 empiece a recortar la tasa de interés. Así, la tasa en México podría alcanzar en 2023 un nivel máximo de 11.5% y cerrar el año en 11.25% si no existen nuevas presiones sobre precios.

Para el tipo de cambio se estima que subirá de 20 pesos por dólar por la menor oferta de dólares, dada la desaceleración en exportaciones, remesas, inversión extranjera directa, así como el posible desacoplamiento de la política monetaria del Banco de México con la Reserva Federal de Estados Unidos. Se estima que el tipo de cambio podría estabilizarse alrededor de 20.20 pesos por dólar y subir a un máximo de 20.50 pesos. Encima de 20.50 pesos por dólar implicaría un escenario de mayor riesgo económico o político para México.
Otro punto relevante será la percepción, tanto local como internacional, sobre las elecciones federales a llevarse a cabo en 2024. Si se deteriora el ambiente político, podrían darse salidas de capitales, subidas en el tipo de cambio y nuevas presiones inflacionarias, lo que obligaría al Banco de México a seguir subiendo la tasa de interés. La mayor cautela también provocaría una caída de la inversión fija bruta y un pobre crecimiento del consumo, desacelerando aún más a la economía mexicana. Este escenario también podría darse en el caso de nuevas reformas que generen incertidumbre, particularmente relacionadas con el INE y/o el Banco de México.
Finalmente, se espera que la SHCP siga apoyando financieramente a PEMEX, lo cual junto con un gasto público ejercido de manera ineficiente seguirá subiendo el riesgo de crisis de finanzas públicas para la siguiente administración. (Fuente: Investing).
La economía mexicana tiene un panorama gris para 2023
José Avila (@joseavilamunoz)
Luego de un 2022 complicado en materia económica, el panorama no luce tan prometedor para el próximo año, de acuerdo con las proyecciones tanto de organismos internacionales y nacionales.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y el Banco de México (Banxico) son algunos que han ajustado a la baja su estimación para la economía mexicana, con un 1.5% y 1.6%, respectivamente; mientras que el Fondo Monetario Internacional (FMI) mantiene su expectativa en 1.2%.
PIB
Y pese a estas proyecciones, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público espera un crecimiento de 3%.
“Estamos mucho más alineados al panorama que está viendo el FMI que los números que está viendo la Secretaría de Hacienda. Creemos que es un supuesto poco realista y no está fundamentado en lo que estamos observando en los datos”, apuntó Montserrat Aldave, economista principal de Casa de Bolsa Finamex, al señalar que estiman 1.4% de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB).
Para ello, agregó, es preciso que “el consumo siga recuperándose de manera gradual, como lo ha venido haciendo”, aunque sea moderado.
Una buena noticia es que no se tiene contemplada una recesión para 2023: “No estamos observando contracciones en los indicadores”, anticipó la especialista de Finamex.
El hecho de que la recuperación económica no ha alcanzado los niveles prepandemia, como otros países, puede jugar en favor de México para lograr el crecimiento económico esperado.
Reshoring
Otro factor que puede ayudar al crecimiento económico, tiene que ver con un mejor aprovechamiento del reshoring (relocalización), así como el aprovechar la ley de microchips del presidente de Estados Unidos, Joe Biden.
En sentido opuesto, existen sesgos a la baja para la economía mexicana, como una mejor demanda externa, pues las exportaciones han sido el motor para la economía mexicana en el último año, alertó Montserrat Aldave.

El propio FMI anunció un ajuste a la baja del crecimiento de Estados Unidos, pasando de 2.9% a 2.3% para el cierre de este año. Además, analistas ven una recesión en el vecino del norte, el principal comprador de mercancías mexicanas.
Otro aspecto tiene que ver con cualquier fricción o escalamiento de conflictos en el T-MEC.
Recordemos que los tres socios comerciales de Norteamérica están en medio de las consultas en materia energética por la política del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
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Inflación
El encarecimiento de productos y servicios ha sido un dolor para el bolsillo de los mexicanos este año, particularmente de los que menos ganan, y no se ve que el índice de precios al consumidor baje a la meta de 3% del Banco de México (Banxico) los próximos meses.
El banco central ha endurecido la tasa de interés de referencia, llevándola a un histórico 9.25% en la última decisión de política monetaria, para tratar de bajar la inflación.
“Seguimos viendo muchas presiones a la inflación. No creemos que los choques que hemos estado viendo este año se vayan a disipar de manera importante; hemos visto que han mostrado ser mucho más persistentes”, anticipó Aldave de Finamex.
Es por ello que Casa de Bolsa Finamex ven 3% en la inflación hasta 2025; “para 2024 vemos cierta persistencia en números altos, sobre todo por la parte subyacente”, sostuvo la economista principal de Finamex.
Estanflación
Sobre el escenario de estanflación -elevada inflación y bajo crecimiento económico- a nivel global. Aldave señaló que el mundo ya vive un escenario de altos precios y bajos crecimientos económicos. Incluso con revisiones a la baja para la inflación y a la baja para el producto interno bruto.
Sin embargo, “no vemos recesiones, por ejemplo para Estados Unidos. Sí esperamos muchos menores crecimientos tanto para México como para Estados Unidos, pero no vemos recesiones en cuanto que no vemos contracciones en la actividad económica, por lo menos en cuanto a tasas anuales”, sostuvo. Sin embargo, “es cierto que nos encontramos en un nuevo mundo”, concluyó